Desde que somos pequeños nos enseñan algo muy importante que es el respeto
hacia los demás, pero nadie nos enseña que tenemos que respetarnos nosotros
mismos, tenemos que conocernos bien y sabernos juzgar de manera adecuada,
aceptando que a veces no tomaremos las decisiones correctas pero lo estamos
intentando, el problema es que no sabemos respetarnos, dejamos que nos quieran
a media, dejamos que nos menosprecien e incluso nosotros mismos lo hacemos, no
nos sentimos orgulloso de nuestros logros y en cambio decimos que fue cuestión de
suerte o del azar, sin tener en cuenta nuestro esfuerzo, las horas de dedicación,
las lágrimas y el sufrimiento.
Si no aprendemos a respetarnos no podremos tener ninguna relación con os demás,
porque perderemos confianza y no demostraremos lo que somos realmente, incluso
podemos caer en una relación toxica y es que no vas a obtener lo que mereces si
no sabes lo que vales. Para empezar a respetarnos a nosotros mismos, debemos
conocernos bien, admirarnos de nuestras virtudes e intentar corregir nuestros
defectos, pero tenemos que ver las cosas buenas que hay en nosotros y sentirnos
bien de eso por ejemplo soy muy terco
pero gracias a esa terquedad logre superar mi record corriendo, aunque sea la
cosa más simple tenemos que aprender a valorar nuestros méritos, el orgullo no
siempre tiene que ser algo negativo, tenemos también que darnos cuenta de nuestros
sentimientos y nuestras propias necesidades y darlas a conocer, es bueno
expresarse.
Si hacemos un enlace bidireccional donde el respeto aumentara la confianza
y nuestra autoestima y a la vez que esto aumente, nos valoraremos más, en
consecuencia nos respetamos. Deja de castigarte por errores, aprende a
perdonarte, mírate en el espejo, eres tú, una persona que aunque creas que eres
insignificantes todos hacemos eco en la eternidad con nuestras acciones, somos
la historia, sin nosotros un factor del cuento cambiaría por lo tanto somos esenciales aunque no lo
creamos. Otra cosa importante es saber que tú tienes tu propio ritmo, una cosa
es aceptar las opiniones de los demás y otra diferente cambiar de opinión o
callarte por no lastimar a los demás, hay que ser tolerante y consecuente con
lo que pensamos pero saber que al igual que otros tienen su opinión tu tiñes la
tuya, y tu momento es diferente que el de los demás, no te compares ni te
iguales, si aprendes a apartar esas cosas también disminuyes la envidia que
genera el competir, recuerda tú eres tú, tu enemigo y tu amigo, haz que el
juego gire a tu favor.
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