Pon dos dedos en tu muñeca, ¿Qué sientes?, eso que sientes tus dedos es el
ritmo de la vida, que te impulsa cada día, es el compás de tus sueños y de las
oportunidades que aún están por llegar, así que aún no te rindas, tienes todo
por dar, no dudes ni un instante de ti, levántate ante la adversidad, y jamás
dejes de creer en ti.
Todos tenemos sueños rotos, risas falsas, caricias prohibidas, nadie está
libre de pecados, todos tenemos cargas y frustraciones, pero no todos lo enfocamos
de la misma manera, entre más temores tengas más te pesara tu mochila, de vez
en cuando simplemente hay que soltar y dejar que las cosas se marchen, no
busques un corazón que te quiera , porque si tú no te valoras, ¿Cómo vas a
pedir que otro lo haga?, tienes que saber lo que vales para poder buscar lo que
quieres encontrar, no te detengas, es mejor seguir, perdona, si quieres que la
herida cicatrice, si no lo haces solo estarás poniendo una tirita que con la
primera tormenta volverá a caerse dejándote desprotegida, así que encárgate de
que el tiempo la cosa bien lo que en el pasado debe quedar, no significa que
tengas que volver a cometer los errores, de hecho ellos están para aprender,
perdonar no es olvidar, es empezar una nueva historia porque te distes cuenta
de que la primera no llevaba a ningún lugar.
Tu reto será contigo siempre, no hay enemigo peor que el que da tu reflejo,
por eso es que tienes que coger fuerza de donde sea y lograr lo que ayer fue un
no, para convertirlo en un sí, aunque sientas que arriesgas demasiado, es mejor
que quedarte con mil dudas por no haberlo intentado al fin de cuentas dicen que
el sueño es del tamaño de su soñador y dentro de ti tarde o temprano te darás
cuenta de que están todas las herramientas para lograrlo, hay que ser
constante, y saber que nunca es tarde para empezar a trabajar por lo que
quieres.