Las palabras pueden herir más de lo que te imaginas y aunque sean olvidadas
siempre quedaran marcadas, dicen que los tres primeros años de vida somos unas
esponjas que absorbemos todo y paradójicamente es la época donde más información
recibimos porque según los mayores son solo bebes aun no entienden, pero esa palabra
quedara programad en nuestro cerebro y en algún momento la entenderemos, por lo
que debemos tener cuidado, al igual que
a un ordenador lo primero que se le debe instalar es el antivirus nuestro
cerebro debería ser programado con cosas positivas para así cuando nos enfrentemos a la realidad sepamos que aunque
cueste somos capaces, pero por desgracia la mayoría de nosotros no estamos
programados de esa manera por esa razón de la nada solemos hacer un mundo, la
buena noticia es que aun estas a tiempo, que podemos modificar nuestro
pensamiento, la mala noticia es que a diferencia de cuando eres niño que es más
fácil ahora será un poco más complicado, requiere mucho esfuerzo y estar consiente
que debes intentarlo si en realidad quieres lograrlo, pero cuesta no porque
seas menos o por falta de capacidad si no que cargamos con millones de
perjuicios que a medida que crecemos nos van imponiendo.
De hecho tenemos tantos prejuicios que somos capaz de medir la bondad de
una persona por su forma de vestir, de hecho si en la calle vemos a una persona
con traje y a otro con ropa que pareciera de andar por casa seguramente nuestra
primera percepción seria confiar en la de traje sin saber que los desórdenes
mentales a veces llevan etiqueta y que la maldad no necesariamente lleva
siempre ropa vieja, por eso el primer paso de reprogramación es borrar todos
los prejuicios, aprendiendo que la ropa no hace a la persona, que saber hablar
no es ser inteligente, que ser gorda o delgada no es cuestión de resaltar si no
de salud o que el color de piel no define quien eres o quien puedes llegar
hacer, en eso está el secreto de los niños que su cerebro esta vacío y debería ser
llenado solo con cosas útiles no con lo superfluo que se nos ha inculcado por
eso si eres adulto empieza a programarte para ser eso que quieres ser y si
tienes hijos aprende de ellos e incúlcales el valor de creer en ti mismo, que
lo difícil no es imposible y que aunque no se debe coger el camino más fácil hay
cosas que necesitan que se simplifiquen porque no llevan a ninguna parte.
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